En estos últimos tiempos, una de las frases que más nos hemos cansado de oír es que la empresa debe ser más competitiva. El desafío de reducir costes fijos de la empresa es el primer paso, aunque la efectividad de cada una de las acciones es uno de los aspectos que no debemos olvidar. Hacer más en menos es la máxima que toda organización debe tener cómo objetivo. Por eso, os queremos detallar varios aspectos que van a permitir mejorar la productividad de la empresa de forma sencilla. Veamos como.
Aspectos que van a permitir mejorar la productividad de la empresa
La organización de la empresa es uno de los aspectos básicos a tener en cuenta. Tareas dispersas, procesos mal definidos, o una excesiva cadena de transmisión de un simple correo pueden dar al traste con la eficacia de las más simples tareas. Para ello, se establece la necesidad de establecer de forma clara cada uno de los procesos definidos, pararse a revisar los procedimientos actuales, comprobar que se puede mejorar, establecer pautas de mejoras, y si éstas se encuentran necesarias, ejecutarlas. Esta puede ser una tarea que rompa dinámicas establecidas durante un largo período de tiempo, que en ocasiones cuesta romperlas. Suponen un arduo trabajo en la gestión del cambio de los individuos implicados. Pero llevada a cabo exhaustivamente supone una recompensa que valdrá la pena.
La flexibilidad de horarios es un reto para las empresas gestionar adecuadamente el tiempo que sus empleados pasan en su puesto de trabajo. Muchas organizaciones se han encontrado con que cada vez, los trabajadores demandan nuevas políticas laborales basadas en la flexibilidad horaria y del puesto de trabajo. Atrás quedaron las solicitudes de incentivos económicos o monetarios por parte de los empleados, el aumento salarial o una mayor cantidad de variables según los objetivos cumplidos. Ahora, para retener talento, las organizaciones recurren a la flexibilidad del puesto de trabajo y a medidas basadas en el horario flexible.
Medir la productividad de los empleados es otro de los aspectos a tener en cuenta. La productividad laboral de los empleados no depende del número de horas trabajadas sino de cómo se han utilizado esas horas y del partido que se les ha sacado y esto depende de la organización eficiente del trabajo y de la capacidad y responsabilidad del trabajador. Para medir la productividad laboral no hay que fijarse únicamente en los resultados en cuanto a cantidad o al logro de objetivos. Eso es medir la producción y no el rendimiento laboral. La productividad depende de muchos otros aspectos, más difíciles de cuantificar pero con una incidencia decisiva en el rendimiento individual como la satisfacción, el clima organizacional, el reconocimiento o el ambiente de trabajo.
Incentivar no es sólo cuestión de dinero es otra de las pautas a aplicar. La compensación en especie es una de las alternativas elegidas por muchas empresas. Un empleado contento de pertenecer a una organización produce más. Es así de simple. Retribuciones como las ventajas sociales por pertenecer a una empresa, acceso a descuentos por pertenecer a la empresa o el trabajo flexible como retribución no monetaria para los trabajadores tal y como hemos comentado en párrafos anteriores siempre son agradecidas por muchos empleados.
En políticas de mejoras de productividad ya no vale el café para todos. Las políticas retributivas del ‘café para todos’ donde se remunera igual por puesto, con independencia de la productividad de cada persona, nos han pasado la factura ahora. No todos los empleados trabajan de la misma forma, y por lo tanto no todos deben tratarse de la misma manera. El acceso a internet, a ciertas redes sociales o una simple lectura de un periódico, puede suponer para unos un tiempo prudencial de descanso, para después continuar con fuerzas renovadas, o una distracción constante en otros casos. Cortar el acceso a la red, por poner un ejemplo, a todos los empleados sin tener en cuenta esta variabilidad de comportamientos, puede suponer un grave contratiempo en la forma de trabajar de aquellos que precisamente hacían un buen uso de esta herramienta.
Con estos aspectos que van a permitir mejorar la productividad de la empresa implantamos soluciones que no han de suponer grandes inversiones. Parecen soluciones sencillas, y fáciles de implantar, pero todas ellas necesitan un trabajo previo de planificación y estudio necesario. Seguro que con la aplicación de algunas de ellas comprobaremos que nuestra productividad aumenta y con ello, nuestra competitividad.